Capítulo 11.
—Me voy a enfermar —dijo en un chillido el ojiazul cuando ya estuvieron fuera del local mientras en una fuente de agua se comenzó a lavar las manos dando unos cuantos brinquitos de desesperación.
—Solo respira, respira —intentó calmar el alfa al omega.
Jimin seguía con sus manos en el agua, tomando un poco en ellas y llevándoselas al rostro dando unos pequeños golpecitos en sus mejillas.
—Ten, toma unos pañuelos —ofreció el alfa sacando unos pañuelos de su pantalón.
Jimin los tomó y se secó el rostro con ellos aún soltando quejiditos.
—Ahora bebe esto —le ofreció un vaso con jugo verde.
El rubio tomó el jugo sin siquiera ver qué era y bebió de él, cuando el líquido pasó por sus papilas gustativas hizo una mueca de asco y lo tragó a su pesar.
—Ahora si me voy a enfermar —dijo casi llorando el omega haciendo como si fuese a vomitar mientras caminaba hacia unas bancas que estaban cerca.
—Es jugo verde —dijo el alfa con el ceño fruncido—. Es bueno para ti —explicó—. El cuerpo humano es capaz de vivir hasta 120 años si cuidas de él —dijo siguiendo al omega sentándose junto a él.
—¿A quién le importa? —se quejó—. Todo se viene abajo después de los 40, ¿quién quiere 80 años extra de ancianidad? —dijo con su entrecejo fruncido.
—Bueno, si tienes una Yunjin en tu vida —suspiró con una sonrisa.
Jimin lo miró mal.
—Lo siento, fue un golpe bajo —se disculpó con el ojiazul que aún lo miraba mal.
—¿Porqué ella tiene que ser más joven y más bonita? —preguntó con la mirada gacha.
—Tú también eres muy bonito, y aún estás muy joven, ¿a caso no te has visto en un espejo? Además, eres modelo, muchos omegas desearían estar en tu lugar y muchos alfas desearían tenerte —dijo el alfa tratando de consolar al rubio.
Pero ese omega es mío, nadie puede tener a MI omega. Gruñó molesto el alfa del rizado sacando sus colmillos por la idea de otro alfa cerca de su pequeño omega.
Jungkook lo ignoró como venía haciendo desde un largo rato.
—¿En serio lo crees? —preguntó levantando su mirada—. La mayoría de alfas solo me buscan para acostarse conmigo —explicó con un suspiro cansado.
—Si, lo creo —respondió el alfa.
—Creo que me vendrían bien estos chocolates —dijo volteando a ver los diferentes dulces que habían dentro de la canasta—. Tomé esto —le mostró al alfa la canasta de golosinas con sus facciones pintadas por la sorpresa y preocupación—. ¡Lo robé! —soltó un chillido cuando se dio cuenta que salió sin pagarlos—. Bien, no volveré ahí dentro —se pegó la canasta al cuerpo y luego la dejó en el espacio que había entre el cuerpo del alfa y el suyo—. Es mejor que destruyamos la evidencia —tomó una de las cajas donde venían unos chocolates, la abrió y sacó uno de ellos llevándolo a los labios del alfa.
—No, no como basura, soy atleta profesional —apartó la mano del omega con el chocolate con una mueca de asco al ver el dulce.
—¿Es enserio? —preguntó con sorna.
—Si —respondió serio.
—El golf es como el deporte menos atlético del mundo —dijo llevado el chocolate que le había ofrecido al alfa a su boca para comerlo.
—Ah, tienes que saber que el golf requiere más precisión en el control de los músculos y coordinación que el fútbol y el baloncesto juntos —explicó indignado.
—Tal vez, pero LeBron no necesita un pequeño auto para llevarlo de arriba abajo por toda la cancha —se mofó comiendo otro de sus chocolates—. Vamos, no seas tan cobarde —acercó otro chocolate a la boca del alfa.
—Es raro que me digas cobarde —se quejó alejando su rostro de la mano del omega.
—Por Dios, enserio eres cobarde —dijo regresando el chocolate a su caja.
—Bueno, sino fuera un cobarde, estarías atrapado en una tienda de dulces con tu ex novio que fue tu prometido y su candente novia con la que te engañó —Jimin abrió la boca ofendido—. Entonces, de nada, omega —dijo con una sonrisa esperando la respuesta del rubio.
—Tienes razón, gracias —contestó—. Te debo una —dijo bajito con un mohín en sus labios.
—Eso está mejor —dijo con una sonrisa—. Si aceptaré que me la jales en el auto, gracias —dijo socarrón levantándose de la banca.
—Oh, ¿qué te la jale? —preguntó imitando la acción de levantarse del alfa.
—Mmh —tarareó en respuesta.
—¿Cuántos años tiene? ¿Doce? —rodó los ojos con una sonrisa divertida.
—¿Hacías eso a los doce? —preguntó con su ceño fruncido y una mueca.
—Me desarrollé más rápido —explicó encogiéndose de hombros.
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—Aah, si, que rico —tarareó el alfa.
—¿Es suficiente o quieres más? —preguntó el omega.
—Quiero más —pidió el alfa.
—Ay, deja de moverte —se quejó el omega.
—Dios, no estabas bromeando, es muy rico —dijo Jungkook.
—Espera, no te muevas —pidió el ojiazul.
—Ya manché mi pantalón —se quejó.
—¿No tienes toallitas? —preguntó.
—Oh, si claro, junto a los pañales —respondió con sorna.
—Ja ja, que chistoso —dijo el omega entrecerrando los ojos.
Ambos se encontraban dentro del auto de Jungkook comiendo de las golosinas robadas y el alfa se había manchado con uno de los chocolates.
—Eres muy mala influencia —comenzó a reír.
—No lo soy —dijo con una sonrisa comiendo otro chocolate—. ¿Quieres un cigarrillo? —preguntó buscando uno en su bolso.
—¿Tú fumas? —inquirió.
—No, no realmente, solo algunas veces —el alfa lo miró mal—. Un poco de tabaco nunca mató a nadie —se excusó.
—Mmm, estoy seguro que sí —respondió burlón. El omega suspiró—. Lo entiendo, ¿esta bien? Apesta encontrarte al alfa con el que te ibas a casar el día de San Valentín junto con la omega con quién te engañó mientras vistes en pijama.
—Estas no son pijamas —se quejó—. Son joggers —señaló su prenda posterior—. Aunque no lo creas, este no es el peor día de San Valentín de mi vida —suspiró.
—¿Por qué no me llamaste? —preguntó.
—No lo sé, creo que estaba avergonzado de admitir que nada ha cambiado desde año nuevo —dijo jugando con sus deditos.
—Si, pero ese es el punto de lo que acordamos, buscamos evitar esta estúpida presión y todos los prejuicios —explicó.
—Como sea, lo importante quedó atrás, me refiero a navidad, año nuevo y día de San Valentín —dijo el omega comiendo otro chocolate más.
—Si, pero las demás fechas son igual de riesgosas, una vez en el día de la tierra pasé encadenado junto a un árbol con una omega de Greenpeace, fueron los días más largos de mi vida —resumió con un suspiro pegando su cuerpo al respaldo del asiento.
—Sería lindo llevar a alguien a casa para pascuas —dijo chupándose uno de sus dedos para retirar el chocolate que quedó en el.
—Hay que hacerlo oficial, pareja para las fiestas hasta nuevo aviso —sugirió.
—¿Que hay del sexo? —preguntó en un susurro viendo al alfa.
—¿Skiper se unirá? —preguntó burlón.
—Hablo en serio, Jungkook —se quejó—. Amigos con beneficios nunca funciona.
—Eso es solo porque ustedes se encariñan y siempre quieren más —explicó cómo si fuese obvio.
—¿Nosotros? —entrecerró los ojos.
El alfa asintió.
—Si, no es su culpa, ustedes están programados para engancharse y procrear —dijo el ojiverde.
Jimin se estaba molestando.
—Si, y los alfas están programados para caer en pánico y correr —se cruzó de brazos.
—Si, muy bien, estamos de acuerdo, pareja para festividades sin sexo desde ahora —tendió su mano el rizado.
El omega lo miró serio hasta que estrechó ambas manos y soltó una pequeña risa.
—Bueno, ahora dame uno de coco —pidió.
El omega buscó un chocolate de coco y cuando lo encontró hizo un ademán para que el alfa abriese la boca y lo lanzó logrando que entrara y el mayor se lo comiera.
Ambos festejaron por ello y comenzaron a reír después de eso.
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